Curiosidades

Anexo 1.
Cayo Apuleyo Diocles, auriga de la facción roja, de nación hispano lusitano, con 42 años, 7 meses y 23 días. Corrió por primera vez en la facción blanca, siendo cónsules Acilio Aviola y Cornelio Pansa (122 d.C.). Venció por primera vez en la misma facción siendo cónsules Manio Acilio Glabrión y Cayo Belicio Torcuato (124 d.C.). Corrió por primera vez en la facción verde siendo cónsules Torcuato Asprenate por segunda vez y Anio Libón (128 d.C.). Ganó por primera vez en la facción roja siendo cónsules Lenas Ponciano y Antonio Rufino (131 d.C.), condujo cuádrigas (durante) 24 años. Salió de la puerta 4.257 (veces). Venció 1.462 (veces), 110 a pompa. Venció en singulares 1.064 veces, de entre ellas 92 premios mayores: el de 30.000 (sestercios) 32 (veces), tres de ellas con tiro de seis caballos; el de 40.000 28 (veces), dos de ellas con tiro de seis caballos; el de 50.000 29 (veces), dos de ellas con tiro de siete caballos; el de 60.000 tres veces; en los desafíos de dos carros 347 (veces), 4 de ellas con un tiro de tres caballos, (el premio de) 15.000 sestercios; en los de tres carros venció 51 (veces). Consiguió los honores en 1.462 carreras, segundos 861 (veces), terceros 576, cuarto una vez con premio de 1.000, y salió en vano 1.351 veces. En la facción azul venció 10 (veces), en la blanca 91, de ellas dos con premio de 30.000 sestercios. Obtuvo una ganancia (total) de 35.863.120 sestercios, y además ganó con tiros de dos caballos miliarios (que ya habían ganado 1.000 carreras) 3 (veces), 1 (de ellas) en los blancos y 2 en los verdes. Tomó la delantera (desde el inicio) y venció en 815 (ocasiones), quedó retrasado (y luego) ganó en 67, perdió la delantera (la recuperó y) ganó en 36. En otros géneros ganó 42 (veces). Adelantó a todos (saliendo último) y venció 502 (veces), 216 en los verdes, 205 en los azules (y) 81 en los blancos. Hizo centenarios a 9 caballos y bicentenario a 1. Sus distinciones (...) cuando un año ganó con un tiro de cuatro caballos por una cabeza (de ventaja) dos veces y adelantando a todos (saliendo último) dos veces. Según consta en las actas (del circo) Avilio Terencio, de su facción, fue el primero que venció 1.011 (veces), desde lo cual muchos (también) vencieron (...) Diocles, el año que (obtuvo) por primera vez 100 victorias consecutivas, fue vencedor 103, (y) venció en singulares 83. Además de esto, aumentando la gloria de sus títulos, superó a Talo, de su facción, que por primera vez en la facción roja (...) Diocles, el más eminente de todos los aurigas, venció en un año 134 (veces) cediendo el inicio (¿dando ventaja?), en singulares 118, títulos que lo elevan por encima de todos los aurigas que jamás corrieron en los certámenes de los juegos circenses. Todos repararon y admiraron el mérito de que, cediendo el inicio y con un tiro de dos caballos, llevando en su yugo a Cotino y a Pompeyano, venciese 99 (veces), 1 (con un premio de) 60.000 (sestercios), 4 de 50.000, 1 de 40.000 y 2 de 30.000 (...) de la facción verde, venció 1.025 (veces), el primero de todos desde la fundación de la ciudad que venció en 7 carreras de 50.000 sestercios. Diocles le superó y venció 8 veces con tres (caballos), llevando en su yugo a Abigeio, Lúcido y Parato. Asímismo superó a Comunis, Venusto y Epafrodito, tres aurigas miliarios de la facción azul que ganaron 11 (veces) en (premios) de 50.000 sestercios. Diocles, con dos (caballos), Pompeyano y Epafrodito, venció en (premios) de 50.000 (sestercios) ¿12? (veces) (...) de la facción verde, vencedor 1.025 (veces), Flavio Escorpo, vencedor 2.048 (veces), Pompeyo Musculoso, vencedor 3.559 (veces), tres aurigas que (en conjunto) vencieron 6.632 (veces), 28 de ellas de 50.00 sestercios (...) Diocles, el más eminente de todos los aurigas, ganó 1.462 (veces), 29 (de ellas) de 50.000 sestercios. Con nobilísimo esplendor brilla Diocles. Si Fortunato, de la facción verde, con el (caballo) vencedor Tusco, ganó 386 (veces), 9 (de ellas) de 50.000 sestercios (...) Diocles, con el (caballo) vencedor Pompeyano, ganó 152 (veces), 10 (de ellas) de 50.000 sestercios y 1 de 60.000. Diocles descolló con nuevas proezas y marcas nunca antes registradas, como ganar en un día dos veces (un premio) de 40.000 sestercios con un tiro de seis caballos, y, aún más, (...) con un tiro de siete caballos uncidos entre sí, espectáculo nunca visto hasta entonces con ese número de caballos, venció en un certamen de 50.000 sestercios, y descolló vistorioso con (el caballo) Abigeio y sin látigo. Ganó en otros certámenes de 30.000 sestercios (...) como estas novedades se vieron por primera vez está doblemente ornado por la gloria. El que parece haber obtenido el primer lugar de entre los aurigas miliarios, Poncio Epafrodito, de la facción azul, solo ganó 1.467 (veces), 940 (de ellas) singulares, en tiempos de nuestro emperador Antonino Pío Augusto. Diocles ganó 1.462 veces, 1.064 (de ellas) singulares. En este mismo tiempo Epafrodito venció adelantando a todos (saliendo último) 467 (veces). Diocles venció adelantando a todos (saliendo último) 502 (veces). El auriga Diocles venció este año 127 (veces), con (los caballos) Abigeio, Lúcido y Pompeyano; Poncio Epafrodito, de la facción azul, venció con Búbalo 134 (veces); Pompeyo Musculoso, de la facción verde, con (...), venció 115 (veces). Diocles los superó, (y) ganó con Pompeyano 152 (veces), 144 (de ellas) singulares. Y, aumentando su gloria, ganó 445 (veces), 397 (de ellas) singulares, llevando en yugo a los cinco (caballos) Cotino, Gálate, Abigeio, Lúcido y Pompeyano


"El surtidor de azúcar"


 Cuentan que en la Escuela Española de Equitación en Viena durante los años 1933 y 1934 había un semental descendiente de Furioso, que junto con los lipizzanos se utilizaba para la formación de los estudiantes. Era muy sensible y no admitía los errores de los jinetes inexperientes y a la más mínima incorrección del asiento del jinete, el caballo mostraba su enfado con una terrible coz e hizo a muchos de estos jinetes morder el polvo de la pista en innumerables ocasiones. Esta situación además de ser embarazosa le costaba al jinete una multa de diez libras de azúcar. Así que cuando las reservas de azúcar eran escasas, ordenaban al jinete más débil que montara al semental, apodado el "surtidor de azúcar". Era el terror de la Escuela. Había jinetes que preferían pagar el azúcar voluntariamente antes que montar a este terrible caballo.


El caballo Cartujano 




Se trata de una rama dentro del PRE que tiene su origen en la cartuja de Jerez de la Frontera, cuando el año 1484 los monjes de la orden de San Bruno, los Cartujos forman una ganadería a partir de “yeguas de raza andaluza de la zona”; es decir, cronológicamente, la “Estirpe Cartujana” es la continuidad del “Caballo de raza andaluza”, con unos 9000 años de antigüedad, siendo la estirpe que ha permanecido  en unas solas manos desde 1484 hasta 1810. 


Estos monjes durante 3 siglos y medio de dedicación a la cría y selección de esta raza han hecho de esta unas de las yeguadas más prestigiosas en todo el mundo sin recibir influencias externas.




Los motivos que llevaron los Cartujos a formar la yeguada, entre otros, señalamos dos:


1. Su tradición ganadera, constatada durante 84 años en Sevilla (Cartuja de Sevilla, 16-1-1400).


2. La disminución de las yeguas en Andalucía, debido fundamentalmente a la producción mulatera y a la venta de yeguas andaluzas a otras regiones y países; este motivo tuvo como consecuencia el dictado de una ley por  parte del gobierno de Jerez el 15-5-1460 (24 años antes de formarse la yeguada) que prohibia la venta de  yeguas o caballos fuera de la zona y la cubrición de yeguas con asnos sin permiso del Corregidor.
Obras: Javier Rubio Nomblot


- Lipizzanos






En el siglo XVI las tierras eslovenas pertenecían a la Casa de los Habsburgo. Los caballos fueron indispensables para las necesidades de la corte, para los transportes, el correo –y también para la Escuela Española de Equitación. Como la cría caballar española, que fue la más importante y distinguida en Europa occidental y central, empezó a decaer, la monarquía austriaca decidió de independizarse y crear su propria cría de caballos.
Por éstas razones el archiduque austriaco Carlos II compró el 19 de mayo de 1580 el pueblo Lipica con sus alrededores (estando convencido de que el terreno cársico se parecía al terreno andaluz e italiano). Así empezaron con la cría de los caballos de la primera clase. Al principio la llamaron «caballos de raza cársica de cría lipizzana», sin embargo, hace doscientos años cambiaron el nombre en «Lipizzano» según el pueblo Lipizza (en esloveno: Lipica).
Durante todos estos años, algunas veces, por las guerras que se cebaban en la región del Carso, los caballos de Lipizza fueron trasladados a otros lugares del Imperio austrohúngaro, pero siempre regresaron a su pueblo natal. Sin embargo, después de la II Guerra Mundial, el rebaño de caballos de Lipizza fue repartido: una mitad de ellos fue trasladada a Italia, la otra mitad a Austria, y sólo después de muchos esfuerzos, las autoridades angloamericanas (bajo cuya autoridad se encontraba Lipizza entonces), devolvieron tan sólo once caballos lipizzanos a Lipizza, que entonces pertenecía a Yugoslavia.
El Lipizzano figura entre las razas de caballo más antiguas del mundo. Aunque siempre relacionamos los Lipizzanos con el color blanco (de su piel), o al menos gris claro (la única deseada por sus criadores), no siempre es así. Los Lipizzanos pueden ser frecuentemente gris oscuro, negros, marrón-grises o marrones oscuros. Lo que sí es verdad es que todos nacen muy oscuros y al crecer su piel se vuelve cada vez más clara. Unos se vuelven blancos ya a la edad de 3 ó 4 años, otros a más de 15 años.
El Lipizzano tiene un carácter bondadoso y alegre. Necesita mucha atención y se acostumbra con mucho cariño a su dueño o entrenador. Si se llega a establecer una amistad fuerte con ese caballo, será capaz de hacer mucho. Sin embargo, si se le descuida e ignora, se convierte en una criatura bastante indomable porque su inteligencia emocional está muy bien desarrollada.


- Terapias acuáticas.


El empleo de terapias de tipo acuático constituye una prác­tica cada vez más habitual en la rehabilitación y entrenamiento de los caballos de deporte. Desde hace años es común el uso de piscinas para el trabajo de natación, y son ya bastantes los centros equinos que en todo el mundo cuentan con una piscina para complementar los tratamientos en la fase de rehabilitación postlesión y para mejorar la condición física de los caballos. 


Entre los métodos de hidroterapia en semiflotación destaca el uso de cintas rodantes bajo el agua (también llamadas “aquatreadmill”), que permiten sumar a los beneficios propios de la terapia acuática los derivados del trabajo sobre una superficie firme y controlada. Así mismo existen en el mercado una gran variedad de caminadores acuáticos y unidades tipo “spa” que combinan crioterapia e hidromasaje con la aplicación de agua salada. 


El principal beneficio que aporta el trabajo de tipo acuático es la disminución del porcentaje de peso en apoyo por cada extremidad, lo que permite que el caballo realice un ejercicio de acondicionamiento corporal sin riesgo de agravar la lesión que sufre.
Así mismo, el movimiento dentro del agua resulta más dificultoso ya que el cuerpo debe vencer la resistencia que ofrece ésta al avance, lo que se traduce en un aumento de la carga de trabajo muscular. Y es por esto que el ejercicio acuático también se utiliza para la mejora del rendimiento físico del caballo; en la mayoría de los casos el objetivo es doble, se rehabilita una lesión y se logra acondicionar físicamente al caballo.

La cinta rodante subacuática o “aquatreadmill”.
Para combinar los beneficios de la hidroterapia con el trabajo en superficie, se diseñaron las cintas rodantes subacuáticas, que son similares al conocido tapiz rodante seco (“treadmill”, muy empleado en medicina deportiva) pero en este caso el caballo trabaja parcialmente sumergido en agua (aquatreadmill), y por lo tanto en condiciones de semiflotación. 



Los Orígenes del Arte Ecuestre en Andalucía.




 En la Edad Media, los caballeros jerezanos se despojan de sus pesadas armaduras, adoptan la forma de montar de los jinetes árabes (a la jineta, pierna ligeramente flexionada) y se entrenan para la guerra practicando peligrosos juegos de cañas. Fernández de Andrada, en su libro de 1580 De la naturaleza del caballo, explica que los caballeros jerezanos eran los únicos que practicaban los juegos de cañas rostro a rostro. Opta por no describir estos juegos argumentando que solo los caballeros jerezanos son capaces de practicarlos por ser gente fuerte y diestra en el arte de la caballería a la jineta:


"Que es mejor ser en el herir maestro
que en huir adargado, cauto y diestro"


A partir del Renacimiento, estos juegos se irían convirtiendo en elegantes exhibiciones de arte ecuestre sistematizadas por Morla y Melgarejo en su tratado de 1738 Libro nuevo de bueltas de escaramuza, de gala a la gineta. En el Museo del Arte Ecuestre en la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre hay una maqueta donde podemos observar un carrusel de exhibición de en la Plaza del Arenal de Jerez basada en la descripción que hace este libro.

Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno.



Bucéfalo (en griego, Βουκέφαλος) es el nombre del caballo de Alejandro Magno, y posiblemente el caballo más famoso de la Antigüedad. Bucéfalo murió tras la Batalla del Hidaspes en el 326 a. C. en lo que hoy sería Pakistán. Su nombre significa en griego Cabeza de buey, apodo que al parecer recibió el animal por el aspecto redondeado de su cara y la considerable anchura de su frente, donde además resplandecía una mancha blanca en forma de estrella (en otras leyendas se narra que Bucéfalo era una clase de unicornio imposible de montar y que sólo Alejandro pudo montarlo).
Bucéfalo fue la montura de Alejandro desde que éste contaba 9 años de edad, cuando fue presentado entre otros caballos ante su padre, el rey Filipo II de Macedonia, para que los comprara. Fue entonces cuando, según narra la leyenda, el caballo comenzó a mostrarse tosco y salvaje, relinchando y lanzando coces por doquier, sin que nadie lograra apaciguarlo. Sólo el joven Alejandro logró montar al caballo, y se dio cuenta de que el caballo recelaba de su propia sombra. Alejandro giró la cabeza del caballo hacia el sol, cegándole y subiéndose de un solo gesto al caballo, momento que haría pronunciar a su padre la célebre frase: "Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti." Se dice que desde entonces Bucéfalo sólo se dejaba montar por Alejandro, si bien permitía ser cuidado por sus sirvientes.

FELIPE II - CABALLERIZAS REALES



Las Caballerizas Reales fueron creadas en 1570 por Real Decreto de Felipe II. El bonito y majestuoso caballo español era parte del lujo caballeresco, y para esta raza de caballos de extraordinaria belleza e inteligencia se creó estos establos en el califato de Córdoba, con unos objetivos muy concretos.


Al cargo de Caballerizo Mayor se le concedieron las máximas atribuciones en la jurisdicción de la Caballeriza; se le hacía responsable únicamente ante el Caballerizo Real. El primer Caballerizo que tuvo la institución cordobesa fue Diego López de Haro.


Felipe II convocó Cortes en Córdoba. El motivo que argumentó para celebrarlas en esta ciudad fue la sublevación de los moriscos granadinos, que había tenido lugar dos años antes. Durante unos meses estuvo el Rey en la ciudad cordobesa; cabe pensar que escoger Córdoba en lugar de Granada obedece el deseo del Rey de permanecer junto a sus caballos y al monumental edificio que había mandado construir para ellos.


Cuando llegaron los españoles al Nuevo Mundo no había caballos. Los indios jamás lo habían visto. Ellos usaban perros como medio de transporte. Cazaban a pie. Los descubridores españoles lo llevaron al continente americano. El caballo traído en un principio por las expediciones de Cortés, Coronado y De Soto, produjo una enorme revolución en las naciones indias, cambiando radicalmente el tipo de caza, su vida económica, sus dominios territoriales y muchas de sus costumbres.


Los Apaches y los Comanches fueron los primeros indios de Norteamérica que tuvieron contacto con el caballo. En las misiones, frailes españoles enseñaron a muchos de ellos a montar. Después se convirtieron en magníficos jinetes. Indios, negros, mestizos y descendientes de españoles fueron, hasta principios del siglo XIX, los primeros "cowboys". Los caballos españoles se extendieron por todas la tribus indias del hemisferio. Desde las tierras de los pies negros, en el Canadá, hasta el sur de la patagonia llegaban los caballos marcados por el hierro español.


1 comentario:

  1. me encanta aprendo mutxo y lo del caballo dulce muy buena historia que pobres los jinetes

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