Oración del Caballo


AMO MÍO: Permíteme que eleve ante ti mi humilde plegaria:

Después del trabajo y de las fatigas del día, dame albergue en una caballeriza apropiada y limpia. - Cuida de alimentarme convenientemente y de apagar mi ardiente sed. - No puedo participarte cuando tengo sed o estoy enfermo, pero si tú me atiendes yo te puedo servir más eficazmente, porque tendré más fuerzas. - Si dejo el pasto o mi alimentación, manda examinar mis dientes. - No permitas que me corten la cola, pues es mi única defensa contra las moscas y demás insectos cuyas picaduras me atormentan.

En el curso del trabajo, háblame: tu voz es para mí mucho más eficaz que las riendas y el látigo. - Acaríciame y enséñame a trabajar con buena voluntad. - No me fatigues en las subidas ni me sofrenes bruscamente en las bajadas. - No me cargues demasiado, porque al no tener fuerzas para el arrastre hago perder la paciencia del que me conduce y hasta peligra su vida por la rotura de un eje.

Te sirvo hasta donde alcanzan mis fuerzas. - No olvides que estoy expuesto a morir en tu servicio en cualquier momento, por eso te hago tales reflexiones. - Trátame con la consideración debida a un fiel servidor y compañero de todos los días. - Si no te entiendo inmediatamente, no te desesperes y no me castigues, pues es fácil que no sea mi culpa. - Examina mis riendas, pueda ser que no transmitan correctamente tus órdenes por estar flojas o arrolladas. Mírame las herraduras a ver si me lastiman o si estoy sin ellas.

QUERIDO AMO: Cuando por la edad me encuentre débil o i inválido y ya no pueda serte útil no me condenes a morir por hambre y si fuera necesario mátame tú mismo para que mis sufrimientos sean menores.

Perdona haber ocupado tu atención con ésta mi humilde PLEGARIA, que te ruego no olvides, y que te la hago respetuosamente, invocando a AQUÉL que nació en un PESEBRE.

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